Este proyecto nace de una premisa clara: construir una casa que se adapte al clima cálido, que respire con el paisaje y que genere una conexión profunda con su entorno natural. La volumetría de la casa se desarrolló a partir de las condiciones del lugar. Sus fachadas más extensas se esconden del sol directo y, en cambio, se abren hacia los vientos predominantes para favorecer la ventilación cruzada y mantener una temperatura interior agradable sin recurrir a sistemas mecánicos.

La arquitectura es limpia y minimalista, donde cada línea tiene un propósito y cada muro enmarca el paisaje. El diseño se compone de volúmenes independientes que se conectan a través de senderos abiertos, permitiendo que la vegetación se integre con la vida diaria. La materialidad, compuesta por tonos tierra, texturas naturales y acabados en piedra, madera y fibras naturales, refuerza la sensación de serenidad y calidez.

Las zonas sociales se desarrollan en espacios abiertos, bajo cubiertas altas y generosas que protegen sin encerrar. La piscina, rodeada de vegetación tropical, se convierte en el corazón del proyecto, con vistas abiertas a las montañas. Los dormitorios, por su parte, gozan de privacidad y frescura, protegidos por celosías que filtran la luz y garantizan intimidad.